A don Rafael, cuando tenia 3 años, se le murió su madre. Su padre lo abandonó. Sin embargo, la «fuerza de sangre» le motivaba toda la vida a buscar sus padres y conocerlos. Los encontró por fin («Quien busca, encontrará…»). Ya están «descansando» en el cementerio parroquial de Andacollo y él con su edad muy avanzada, cerró un círculo de su búsqueda. Vino, junto con su familia, al Santuario para agradecer a Dios y la Virgen por su vida, sus padres y su familia.
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