Aunque estamos en el tiempo de SUFRIMIENTO, LUTO y MIEDO, no queremos y no podemos perder la solemnidad de manifestar nuestra FE en la ENTRADA de JESÚS en nuestras vidas. Queremos hacer una Fiesta, pero distinta. Porque para Dios todo es posible. Para Dios no hay obstáculo ni barrera. Para Dios cada momento y tiempo es oportuno, justo y necesario para ESTAR PRESENTE en la vida de nosotros. Si le dejamos. Si le permitimos. Si abrimos los portones de Jerusalén, que somos nosotros. Y si es así, eso significa Fiesta.